Un soplo de eternidad pudo destruirte…
Vicente Aleixandre
Acaso de una reja florida una guitarra triste cantaba la súbita canción suspendida en el tiempo…
Tomamos las palabras del poeta porque nada mejor puede expresar lo inexplicable, lo profundo, tal vez lo indecible. Un aliento de poesía puede devolvernos la vida y así ha sido.
Después de cuatro años de ausencia, vuelve la revista calle del Agua con este flamante número ocho que os proponemos disfrutar. Aunque a lo mejor deberíamos haberla dejado morir en aquel siete del año 2005, cuando aún era joven, afamada y bella, para transformarla en mito, en leyenda, en el fruto sagrado de sagradas locuras, en inmortal. Pero no podíamos hacerlo, aún no. Mientras queden artistas sin atril, flamencos sin rincón, voces amordazadas, era nuestro deber rescatar de la catalepsia esta maravillosa fórmula de comunicación que tanto ha dado que hablar y tantos imitadores ha tenido.
El caso de Calle del Agua, tan injustamente tratado, tan desatendido por las instituciones -en un principio propicias- un caso que algunos creían perdido, está ganado y, como decíamos ayer, Calle del Agua sigue siendo un puntito intermedio entre las sombras azules de la jacaranda y la provocadora luz de Málaga.
Damos las gracias a la Asociación de Artistas Flamencos de Málaga y al Ayuntamiento de Alhaurín de la Torre, más concretamente a la Fundación Social Medioambiental de las Canteras, que han hecho posible esta nueva edición colaborando moral y económicamente a la misma y a los artistas gráficos y literarios que aportaron sus trabajos.
Y ya que la palabra es mitad de quien la pronuncia, mitad de quien la escucha, vuestra es también Calle del Agua que llega de nuevo... pisando fuerte.
Acaso de una reja florida una guitarra triste cantaba la súbita canción suspendida en el tiempo…
Tomamos las palabras del poeta porque nada mejor puede expresar lo inexplicable, lo profundo, tal vez lo indecible. Un aliento de poesía puede devolvernos la vida y así ha sido.
Después de cuatro años de ausencia, vuelve la revista calle del Agua con este flamante número ocho que os proponemos disfrutar. Aunque a lo mejor deberíamos haberla dejado morir en aquel siete del año 2005, cuando aún era joven, afamada y bella, para transformarla en mito, en leyenda, en el fruto sagrado de sagradas locuras, en inmortal. Pero no podíamos hacerlo, aún no. Mientras queden artistas sin atril, flamencos sin rincón, voces amordazadas, era nuestro deber rescatar de la catalepsia esta maravillosa fórmula de comunicación que tanto ha dado que hablar y tantos imitadores ha tenido.
El caso de Calle del Agua, tan injustamente tratado, tan desatendido por las instituciones -en un principio propicias- un caso que algunos creían perdido, está ganado y, como decíamos ayer, Calle del Agua sigue siendo un puntito intermedio entre las sombras azules de la jacaranda y la provocadora luz de Málaga.
Damos las gracias a la Asociación de Artistas Flamencos de Málaga y al Ayuntamiento de Alhaurín de la Torre, más concretamente a la Fundación Social Medioambiental de las Canteras, que han hecho posible esta nueva edición colaborando moral y económicamente a la misma y a los artistas gráficos y literarios que aportaron sus trabajos.
Y ya que la palabra es mitad de quien la pronuncia, mitad de quien la escucha, vuestra es también Calle del Agua que llega de nuevo... pisando fuerte.
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