
Cuento esto después de varios días porque he estado dándole vueltas a la cabeza desde entonces, buscando una explicación a una serie de ausencias cuyo acto de presencia hubiera sido de ley y de obligación moral. De nuestro pueblo sólo estuvieron Amparo López, ceramista, y su esposo, Luis Bravo, Dr. en Cirugía, a quienes agradezco su grata compañía. Pero una revista que nace en Alhaurín de la Torre, que le dedica un extenso artículo a cantar sus bellezas, que tiene vocación malagueña y que supone una aportación a la cultura, tanto del flamenco como de todas las ramas de las Bellas Artes, no tuviera ni siquiera el más mínimo respaldo institucional ni siquiera el de la entidad que nos acogía... inexplicable. Ninguno de los medios se hizo eco de tal evento, salvo nuestro periódico, www.diariolatorre.es, que anunció el acto. Pero lo que peor me sentó fue la frialdad con la que la responsable de Poesía del Ateneo, Inés María Guzmán, nos acogió. Salió de la sala cinco minuto después de comenzar el acto, se limitó a decir nuestros nombres y ni siquiera se excusó, dejándonos allí plantados como el que no quiere la cosa. Al responsable de secretaría y al operario de la sala, chapó, pero ¿dónde estaban los representantes del Ateneo que tanto bombo dan a sus cosas, que tanto recaudan de las entidades públicas, que tanto mérito se dan y tan poco les importa la aportación de los demás? Voy a dejarlo ahí, pero maldita la gracia que me hizo tal vacío.


Como siempre, hay un gran escritor que ha dicho las cosas antes que yo y tan bien dichas que sólo me queda repetirlas. Pessoa dice esto en su “Libro del desasosiego” y es mi voz la que escucho. Y aún después de fogar la mala leche, me queda la satisfacción del deber cumplido, el corazón abierto a mis amigos y mi mano tendida a los que sienten la vida como un milagro y la poesía como la voz del primer ser humano, aquel que pintaba su mano contra el muro. Mientras me quede la soleá como medio de expresión -y que se adjudique ésta quien nos mire malamente-:
Te tienes tú que encontrar
sin una puerta siquiera,
primita, donde llamar.
sin una puerta siquiera,
primita, donde llamar.
Con las calores de Julio, Mariví Verdú
No hay comentarios:
Publicar un comentario