Hacía mucho tiempo que mi casa no daba una fiesta, años. Cuando mis padres vivían en esta casa que hoy habito, era muy común realizar encuentros fiesteros y flamencos. Aún recuerdo aquella panda de arrejuntaos con Manolo Reina, Juanma Ruiz, Pepito Tárraga, Manolo Carnero, Salvador Padilla y tantos otros fiesteros míticos, tocando desde que aperecían por el carril y yéndose después de la cena sin tregua alguna a los instrumentos. Mi padre, después de mucho rato anochecido, contestó a la coplilla que le cantara Pepito:
Que nos vamos que nos vamos,
mi compañerito dice,
que nos vamos que nos vamos
y yo no quisiera irme
hasta el domingo de Ramos,
hasta el domingo de Ramos.
¡Pijo, hasta el domingo de Ramos no váis a parar!
Mi padre se lo había creído. Salieron de casa más allá de la media noche y la verdad es que esas coplillas aún cuelgan de los almendros y resplandecen con las luciérnagas.
Mi padre se lo había creído. Salieron de casa más allá de la media noche y la verdad es que esas coplillas aún cuelgan de los almendros y resplandecen con las luciérnagas.
Ayer, celebrando la nueva revista Calle del Agua y la excelente acogida que ha tenido en los distintos sectores culturales malagueños, tuve el honor de recibir en mi casa a la Panda de Teatinos con todos sus componentes y familiares. Estuvieron también los los protagonistas del Cuadro Flamenco "Las Malagueñas" con Loli París, Carmen "La Terremoto" y Pepe Amaya.
No podía faltar la directiva de Calle del Agua, con Pilar Bugella y Ana Mari Olmedo y otros muchos amigos venidos de distintos puntos de Málaga y de Alhaurín de la Torre que vinieron a pasar el día con nosotros, entre ellos Joaquín Cabello y su esposa Carmen, Isabel, del Coro Rociero "Madame Bovary"; la pintora Ellen Dijkgraaff, la escultora Amparo López y su marido Luis; Milagros, de la Asociación Pro Tradiciones "La Coracha", con su sobrina Sole y su marido, el hijo del escultor Antonio Arjona con Eva Durán, y las hermanas Urbano, Loli y Magdalena, ésta última vino con su marido Antonio Martínez y su hija Beatríz.
Compartir la mesa es siempre un acto de amistad. Si la mesa, además de pan y vino comparte con las personas aficiones y proyectos, la amistad se hace más fuerte y el almuerzo es más que una comida. Y eso fue lo que ayer disfrutamos, algo más que una comida. Las fotos son más que expresivas. El afecto es más que evidente. Repetiremos, si Dios nos da salud.
Gracias a todos los que colaboraron con Calle del Agua.
Gracias, amigos.
Un abrazo. Mariví Verdú
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